¿Qué te enseña cada órgano de tu cuerpo ?
Si aprendemos a observarnos, a ver lo que nuestro cuerpo manifiesta, la forma en que se expresa, podremos identificar, de una manera fehaciente, qué esta aconteciendo en nuestra vida. Veremos que cualquier anomalía que estemos manifestando en nuestro cuerpo físico está íntimamente relacionada con nuestra psiquis, con nuestras emociones y con la forma de movernos en la vida.
Nuestro cuerpo responde a cada estímulo y orden que damos, sean estas conscientes o inconscientes. En todo momento estamos enviando información para producir una reacción electroquímica que generará una respuesta acorde a lo emitido.
No solo realiza las funciones básicas de transformar los alimentos en energía para nuestro sustento, sino que además procesa energía que puede provenir del exterior, estímulos físicos a través de los sentidos, así como del interior o estímulos psíquicos, a través de las emociones o sentimientos y que están ligados a las creencias y condiciones sociales acordes al medio donde nos manifestamos.
Cuando alguien nos expresa su amor, su aprobación o estimula nuestra autoestima, también producimos reacciones electroquímicas que se ven reflejadas en nuestro organismo al igual que en los procesos de metabolización. Podemos sentir empatía o repulsión en el momento de encontrarnos con alguien a quien no conocemos y ésta también es una respuesta del exterior que nuestro organismo procesa, una forma de energía que es acorde o no a nosotros.
Somos un ente receptor consciente conectado con toda la creación, somos energía en constante movimiento y transformación, captando y procesando esta información que nos llega más allá de nuestra razón.
Nuestros centros energéticos o chacras son los encargados de mantenernos conectados con el universo y nuestras emociones las encargadas de regular esta energía, aumentando nuestro sistema inmune o debilitándolo acorde a nuestro sentir, haciendo fluir libremente la energía o atrapándola y dejándola estancada en algún lugar de nuestro organismo.
Cada órgano está ligado a una emoción y su buen funcionamiento está marcado por el libre fluir o estancamiento de esta energía más allá de su función biológica.
Algunos órganos vitales para prestarles atención son:
El Corazón
Nuestro corazón controla la afluencia de sangre a los vasos sanguíneos.
Lo rige la emoción del amor DAR y RECIBIR.
Cuando esta energía fluye libremente el corazón se mantiene sano, ya que está equilibrado. Cuando no podemos expresar nuestros sentimientos, cuando hay falta de amor, egoísmo, cuando no nos abrimos a recibir lo que nos dan, entonces su funcionamiento se altera.
El corazón controla la mente, el espíritu, el pensamiento. Cuando aparece insomnio, mala memoria, delirio o confusión es porque hay una alteración de la energía del corazón.
Esto en líneas generales se debe al miedo a amar y ser amado, y el miedo se aloja en el riñón.
El Riñón
Encargado de almacenar la energía vital y distribuirla según las necesidades.
Cuando sentimos miedo nos paralizamos y es debido a que el riñón no está distribuyendo la energía y se ve afectado.
A nivel psíquico está relacionado con la responsabilidad, la determinación y la fuerza de voluntad. Si su energía es débil habrá una voluntad débil.
Cuando hay deficiencia de los riñones existirá fragilidad ósea, artrosis, disminución de la audición, sordera, caída de pelo, calvicie, caída de dientes.
Si la energía vital se estanca afectara al hígado.
El Hígado
Éste es el gran estratega encargado de filtrar la sangre, almacenarla y redistribuirla acorde a las necesidades del organismo.
A nivel psíquico rige la memoria inconsciente, la imaginación, la iniciativa, la ambición, el deseo.
Cuando su energía es excesiva aparece la ira. Cuando está debilitado aparece falta de imaginación, falta de coordinación de las ideas, poca iniciativa y estados de ansiedad.
La emoción del hígado puede adoptar varias formas modificadas como la irritabilidad, la frustración, la envidia y la rabia. La rabia hace subir el Chi y con él la bilis, manifestándose con sabor amargo en la boca, ojos enrojecidos o amarillentos, rubor en la cara y el cuello, vértigo y especialmente dolores de cabeza.
El Pulmón
El pulmón es la conexión entre el cielo y la tierra, tomamos aire (prana) del universo y lo llevamos hacia nuestro interior, para vitalizar nuestro organismo.
Este órgano de vital importancia está directamente relacionado con el primer contacto de vida, la inspiración y con el último contacto, la expiración. Por consiguiente es de donde tomamos la vida al inspirar y la entregamos al exhalar, es dar y recibir rítmicamente en un orden perfecto, manteniendo los dos polos de la dualidad equilibradamente. Las dificultades o las enfermedades respiratorias o pulmonares están íntimamente ligadas a nuestra capacidad de inspirar o tomar la vida tal cual es.
Ante problemas de pulmón debemos revisar la comunicación, seguramente tenemos la necesidad de hacernos oír, hay algún área de nuestra vida que está siendo sofocada y debe manifestarse.
El Intestino
Delgado
Es el encargado de transformar los alimentos en nutrientes y transmitirlo a las células del organismo.
Los trastornos del intestino delgado, están directamente relacionados con la incapacidad de retener y absorber todo lo bueno que se presenta en su vida. Las personas que padecen estas afecciones, normalmente tienden a rechazar situaciones, solo por no ver los detalles que no les son de su agrado, aunque éstos sean mínimos en la situación global.
Grueso
Las afecciones en el intestino grueso tienen que ver con las personas que les cuesta deshacerse de viejas ideas o creencias que ya no son necesarias (estreñimiento) o rechazan rápidamente los pensamientos que podrían beneficiarlos (diarrea).
Los intestinos nos dan un mensaje claro, aprender a nutrirnos de buenos pensamientos, aceptando las buenas ideas de prosperidad y valoración para nuestra vida, dejando ir todo aquello que ya no nos hace falta en el momento presente.
Estos son algunos ejemplos de cómo funcionan las emociones en nuestro cuerpo, se podrían enumerar cada uno de los órganos y su emoción correspondiente, como la estructura ósea que está ligada a la rigidez o flexibilidad que tenemos ante los acontecimientos.
Nuestro cuerpo nos habla, se expresa a través de su funcionamiento. Cuando algo no anda bien, nos está queriendo decir algo, nos está poniendo en aviso de que hay algo que debemos trabajar, cambiar, trasmutar, algo que quizás debamos soltar, algo que debamos expresar. Preguntémonos si es por algo ajeno o si es por algo interno a resolver. Esto no significa no recurrir a un médico, por el contrario, es bueno y saludable hacer las consultas pertinentes para resolver las dolencias físicas, pero es necesario también identificar qué expresa nuestro cuerpo para resolver nuestras aflicciones, angustias, que en muchos casos se enmascaran tras alguna anomalía física.
Somos seres espirituales viviendo una experiencia física y, como tales, somos parte indisoluble de la creación, somos UNO CON EL UNIVERSO. No estamos separados de nada, todo nuestro potencial esta ahí a nuestra disposición, para ser descubierto, para ser utilizado en nuestro beneficio, SOMOS MÁS QUE UN CUERPO, UNA MENTE Y UN ESPIRITU.
Aristóteles decía: ”El todo es más que la suma de sus partes”.
En todo momento de nuestra vida estamos decidiendo, consciente e inconscientemente, y cada decisión va a producir un desencadenante interno o externo. Tenemos la capacidad de sanarnos o enfermarnos, siempre será una decisión nuestra.
La vida es hermosa en toda su existencia, hacemos nuestro camino en cada decisión que tomamos y así vamos andando con aciertos y desaciertos que forman este andar maravilloso. SUMAMOS EXPERIENCIAS, encontramos personas que comparten nuestro sendero. Algunas por un largo trayecto, otras por algún atajo, pero sin lugar a dudas todas forman parte de nuestra vida. Somos maestros y aprendices, somos amigos, hermanos, hijos, padres, esposos, amantes, como verdaderos actores en el juego cósmico de la vida.
Algunas veces cuando desaceleramos nuestro andar y echamos un vistazo hacia nuestras huellas, vemos surcos ligeros y otros más profundos, porque nuestras huellas son lo que somos, lo que dejamos como legado de nuestro paso por la vida.
No importa lo que los demás hagan por nosotros, sino lo que nosotros hacemos por los demás
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