MANTÉN TU CUERPO ALCALINO Y MANTENDRÁS TU SALUD
La mayoría de la comida que nos envuelve y a la que tenemos acceso tiene un efecto acidificante en nuestro cuerpo. Esto significa que tiene un efecto negativo, enfermante.
Empezando por las bebidas: refrescos, bebidas gaseosas, alcohol, etc.; siguiendo por las panaderías: dulces y más dulces, trigo refinado en todo tipo de panes, bocadillos, pastas; pasando por las pizzas, la pasta, el arroz blanco, todo los tipos de carne, embutidos, etc. La gran mayoría de la comida que se nos ofrece en restaurantes, lugares de comida rápida, hamburgueserías, etc., todo tiene un efecto acidificante y, por tanto, enferma nuestro cuerpo.
Los términos acidez y alcalinidad responden a la forma de clasificar la reacción de cualquier elemento. El grado de acidez o alcalinidad se mide a través de una escala llamada de pH (potencial de hidrógeno) que va de 0 (extremo ácido) a 14 (extremo alcalino), ubicándose en el centro (7) el valor neutro. O sea que entre 0 y 7 tenemos los valores de acidez y de 7 a 14 los de alcalinidad.
Los 60 trillones de células que componen nuestro organismo necesitan alimentarse, eliminar residuos y renovarse constantemente. En este sentido, la sangre cumple dos funciones vitales: llevar a todas las células los materiales nutritivos que necesitan y retirar de ellas los residuos tóxicos y ácidos que se producen como resultado de la transformación de dichos nutrientes (metabolismo). Merced al proceso de respiración celular, las células reciben parte del oxígeno que necesitan para sus procesos vitales.
A nivel celular se produce una especie de combustión interna, ya que se libera calor corporal. Los residuos que se originan en este proceso de combustión, son de naturaleza ácida y deben ser evacuados del organismo a través de las vías naturales de eliminación (riñones, intestino, piel y pulmones). Para cumplir adecuadamente esta tarea la sangre debe mantener un ligero nivel de alcalinidad. En una persona sana el pH de la sangre (la linfa, el líquido cefalorraquídeo, etc.) se ubica entre 7,40 y 7,45. Cuando se incrementa el nivel de acidez, debido a ciertos mecanismos de autorregulación, la sangre logra conservar este vital equilibrio. Lo hace a través del aporte de bases (álcalis) que neutralizan los ácidos. Por ello, para obtener un sano metabolismo celular, es preciso que junto al oxígeno, la sangre tenga un constante flujo de sustancias de naturaleza alcalina, a fin de poder neutralizar los ácidos.
En primera instancia la sangre obtiene estas bases de los alimentos. En caso de mayor necesidad -sea por exceso de ácidos o por carencias nutricionales de bases- puede recurrir a la reserva alcalina de huesos, dientes, tejidos. De este modo la sangre se convierte en un “ladrón” de la estructura orgánica, con el solo objetivo de restablecer el vital equilibrio ácido-básico. Así se pone en marcha el mecanismo de descalcificación y desmineralización. Estos mecanismos nos llevan al desgaste de huesos, degeneración de las articulaciones, cabello débil, lesiones en mucosas, afecciones en vías respiratorias...
De esto se desprende que debemos ser cuidadosos en el aporte de alcalinizantes que realizamos a nuestro cuerpo a través de los alimentos que ingerimos, tratando de evitar alimentos y situaciones acidificantes. Un tiempo prolongado con el cuerpo acídico es lo mismo que la corrosión; éste corroería los tejidos, venas y arterias. Cuando el pH se vuelve acídico hay deficiencia de oxígeno, lo que provoca que se creen microformas anaeróbicas dañinas, las formaciones de gérmenes, hongos y virus.
Los alimentos que consumimos se transforman en desechos acídicos y la importancia de expulsarlos a su debido tiempo es sumamente importante.
La sobre-acidez interfiere con la vida misma, es principalmente la responsable de todas las enfermedades, incluyendo ataques cardíacos, envejecimiento prematuro y la obesidad.
Nuestras células son levemente ácidas, pero están rodeadas de un fluido alcalino. La polaridad es esencial en la química o para el intercambio de energía pero ésta se dificulta con la acidez. Es una de las razones por que las personas pierden su energía.
El pH acídico interfiere con la absorción de minerales por lo que la absorción del calcio será ineficiente. El exceso de acidez debilita todos nuestros sistemas y obliga al cuerpo a obtener los minerales no recibidos de los órganos vitales y huesos tratando de neutralizar la acidez.
Son muchos los síntomas que puede provocar el exceso de acidez, como:
ESTADO PSÍQUICO
- Tristeza
- Híper-emotividad
- Tendencia a la depresión
- Nerviosismo
- Irritabilidad
CABEZA
- Dolores de cabeza
- Conjuntivitis
- Palidez
BOCA
- Saliva ácida
- Encías inflamadas y sensibles
- Alta irritación de las amígdalas y faringitis que conduce infecciones repetitivas de las mucosas
DIENTES
- Caries y dientes agrietados o frágiles.
- Sensibilidad de los dientes al contacto con alimentos fríos, calientes o ácidos
ESTÓMAGO
- Acidez estomacal
- Espasmos
- Dolores estomacales
- Gastritis
- Úlceras
INTESTINOS
- Ardor en el recto
- Predisposición a las inflamaciones intestinales
- Decoloración de las heces
RIÑONES-VEJIGA
- Irritación y ardor en la vejiga y uretra
- Cálculos renales y en la vejiga
VÍAS RESPIRATORIAS
- Sensibilidad de las vías respiratorias al frío
- Frecuentes resfriados
- Bronquitis
- Sinusitis
- Anginas
- Hipertrofia de las amígdalas
- Tendencia a las alergias
- Tos y garganta áspera por irritación de ésta
PIEL
- Sudor ácido
- Piel seca e irritaciones.
- Grietas entre los dedos y alrededor de las uñas
- Micosis
- Granos
- Eczemas diversos
UÑAS
- Las uñas se adelgazan, se parten y se quiebran con facilidad
- Estrías y manchas blancas
MÚSCULOS
- Calambres y espasmos
- Tendencia a la tetania
- Lumbago
- Tortícolis
SISTEMA ÓSEO Y ARTICULAR
- Desmineralización de los huesos: osteoporosis, osteomalacia y raquitismo
- Fracturas y lentitud en su consolidación
- Crujido de las articulaciones
- Bloqueo de las vértebras
- Reumatismo
- Artrosis
- Artritis
- Ciática
- Hernia discal
- Dolores articulares migratorios
SISTEMA CIRCULATORIO
- Hipotensión
- Mala circulación
- Extrema sensibilidad al frío
- Tendencia a la anemia y a las hemorragias
- Sabañones
GLÁNDULAS ENDOCRINAS
- Agotamiento e hipofuncionamiento de las glándulas en general, excepto la tiroides, que tiene tendencia a acelerarse
ÓRGANOS GENITALES
- Inflamación de las vías genitales por los ácidos
- Se favorecen de infecciones
SISTEMA NERVIOSO
- Sensibilidad desmesurada al dolor en general
- Insomnio
Existen alimentos acidificantes y alcalinizantes. Nuestros nutrientes tienen distintos grados de acidez o alcalinidad.
El agua pura, que es neutra, tiene un pH 7,07.
Básicamente, todas las frutas y verduras resultan alcalinizantes. Si bien la fruta tiene un pH bajo (o sea que resulta ácida), debemos evitar una confusión generalizada: no es lo mismo la reacción química de un alimento fuera que dentro del organismo. Cuando el alimento se metaboliza, puede generar una reacción totalmente distinta a su característica original. Es el caso del limón o de la miel. Ambos tienen pH ácido, pero una vez dentro del organismo provocan una reacción alcalina.
También los minerales juegan un rol importante en el comportamiento acidificante o alcalinizante de los alimentos y nos permiten hacer una elección más consciente. Por lo general resultan acidificantes aquellos alimentos que poseen un alto contenido de azufre, fósforo y cloro. En cambio son alcalinizantes aquellos que contienen buena dosis de: calcio, magnesio, sodio y potasio.
Es importante conocer aspectos que tienen que ver con la preparación misma de las comidas. Por ejemplo: se ha demostrado que un 40-60% de los elementos minerales y un 95% de las vitaminas y bases se pierden en el agua de cocción de las verduras. Resulta entonces que el alto contenido de bases que poseen las verduras -y que resulta tan útil para el equilibrio sanguíneo- se desvaloriza. De allí la importancia del sistema oriental de cocer las verduras al vapor en cestas de acero o bambú, o sea sin que estén en contacto directo con el agua. También se entiende el alto valor terapéutico de los caldos, que conservan todo el contenido alcalino de las verduras y que resultan tan equilibrantes en enfermos y convalecientes.
En general los cereales generan desechos ácidos más en el trigo y maíz y menos en la cebada.
Por su parte las legumbres y semillas son ligeramente acidificantes por su contenido proteico, pero con variedades.
Los lácteos son elementos acidificantes, la leche fresca sin pasteurizar resulta algo más alcalina.
Una forma eficaz de mantener el cuerpo alcalino es consumir agua alcalina, ya que:
- Evita las fermentaciones (productoras de toxinas) en nuestros intestinos, asociadas a una mala o deficiente calidad de los alimentos.
- Colabora en los casos de diarrea crónica. El Ministerio de Salud Pública japonés confirmó en 1965 que el agua alcalina tiene un efecto curativo en la indigestión, la diarrea crónica, las enfermedades del estómago e intestino y el estreñimiento.
- Favorece la digestión de los alimentos.
- Neutraliza la hiperacidez gástrica, origen de gastritis y úlceras gastroduodenales.
- Atraviesa más fácilmente las paredes celulares, favoreciendo la alimentación de las células y la eliminación de sustancias residuales en su metabolismo.
- Combate la acidez orgánica ocasionada tanto por la "comida basura" como por las dietas ricas en carne y productos refinados.
- A medio plazo, los beneficios de beber agua alcalina se traducen en la prevención de gran número de dolencias: diabetes, asma bronquial, dermatitis, hepatitis, artritis reumatoide, colesterol alto, insomnio, obesidad, dolores de espalda, neuralgias, enfermedades del climaterio, hemorroides, y un largo etcétera.
UNA RECETA SENCILLA PARA OBTENER AGUA ALCALINA ES:
A UN VASO CON AGUA AGREGAR UNA PIZACA DE BICARBONATO DE SODIO Y EL ZUMO DE 1/2 LIMÓN, TOMAR INMEDIATAMENTE
REALIZAR ESTO 3 VECES AL DÍA Y OTRAS 4 VECES SIN AGREGAR EL BICARBONATO DE SODIO (SOLO 1/2 LIMÓN) DURANTE UNA SEMANA
DESCANSAR 2 SEMANAS TOMANDO AGUA NORMAL (SIN CLORO)
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